Cuando veo las dos cartas sobre la mesa, mi corazón se detiene a «gustar y sentir» el momento que siempre nos habla de algo, de Alguien.
Una de las cartas no trae vida; sino lamento, reclamo, dolor. Mi mirada se queda clavada sobre la otra carta, aquella que tiene varios libros antiguos, sobre cómo los seres humanos podemos fallar, pero Dios nunca falla en perdonarnos y amarnos. Es esta última carta, la que apenas vea penetrado mi corazón y me revela, Quién es camino, verdad y vida…incluso en mi maternidad.
Tu camino y tu maternidad, pueden tener algunos tropiezos, malas experiencias, traumas de la infancia (que no deseas repetir) o equivocaciones que probablemente te alejaron de tu primera y verdadera identidad: «hija amada, siempre profundamente amada.»
Respiro un poco, conforme ambas cartas revelan nuestra humanidad rota, compleja, hermosa, confundida, necesitada de constante gracia, perdón y compasión. Y veo con claridad, cómo todo es una elección por seguirle apostando al AMOR.
Mis años como mamá me lo han enseñado lenta y profundamente…
¡La maternidad es el arte de amar y nunca rendirse!
¡La maternidad es el arte de darte y evitar quejarte, para deleitarte en tu gran llamado!
¡La maternidad es el arte de comenzar de nuevo, reconectar de nuevo, recalcular una vez más…las veces que sean necesarias!
¡La maternidad es el arte de acoger de tal manera, que tu corazón se vuelve un hogar; donde hay paz, diálogo, conexión!
¡La maternidad es el arte de revelar otro hermoso aspecto, del amor de Dios!
¡La maternidad implica muchas renuncias, pero también abundantes frutos!
Como todo arte; hay pruebas, hay errores, hay correcciones, hay desastres y caos (incluyendo pinturas, muñecas o legos por toda la casa) y también hay belleza. Un tipo de hermosura que por las prisas, podemos llegar a perder se vista.
Como cuando tu pequeño grita a todo pulmón: «¡mami, ven!», porque tu presencia le da seguridad. O las caras que quieres memorizar cuando tu pequeño está triste, enojado o asustado. Y qué decir de la belleza en las frases o preguntas que pueden hacer, a su corta edad, con toda sinceridad.
La maternidad puede ser cautivante y abrumadora al mismo tiempo. Y nos llevará toda una vida hacer de ella una carta que valga la pena leer y re-leer.
Una carta viva, en la que podamos hablarles a otras mujeres y madres, sobre cómo abrazar el cansancio, ayudarnos en los retos, orar juntas por los hijos, aprender de los errores y seguir adelante, pidiendo cada día extra gracia, amor y humor para la crianza. Pues, ¿qué mamá no ha fallado, gritado o explotado…y desea una nueva oportunidad?…
Tu maternidad está llamada a escribir una carta viva, en la que tu corazón puede revelarle a tus hijos y a otras madres, el arte de amar bien, amar mejor, amar y perdonar, amar y reconectar, amar y bendecir.
«Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.» 1Jn. 4,7.
Este mes de mayo que celebramos a lo grande, «ser madres», te invito a recordar la gran bendición que es AMAR a otro ser humano y llamarle «hijo», «hija». Este arte que vivimos, nunca terminará de enseñarnos tanto sobre cómo crecer en verdadero amor, entrega y bondad.
La noche cae silenciosamente, los niños están profundamente dormidos y mi corazón late agradecido, pues sabe bien qué carta elige…¿y tú?
¡Felicidades querida mamá, gracias por tu entrega!
¡Que sigamos amando…hasta el EXTREMO!
Con gran cariño, Mariana López.
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*RECURSOS PARA TU ENTREGA, COMO MAMÁ*
Una canción: «Little, de JJ. Heller» Escucha aquí (click)
Libros:
- Annie Elizondo. «Educar en conexión, una guía para educar a los hijos con calma, fortaleciendo el amor y promoviendo el orden.» (Disponible en Amazon)
- Mariana López. «La Danza de la Mariposa, un llamado a dejarnos transformar por la ligereza del perdón y la plenitud del amor.» (Disponible en Amazon)
Cursos:
Este mes de mayo, arrancamos el nuevo curso de «Autocuidado en la maternidad, cuidar de mí para cuidar mejor». ¡Bienvenida a tomarlo y aprender a cuidarte en tres áreas: física, emocional y espiritual!
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