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¡No Puedes Dejar de Vivir!
Han sido semanas de gran revoloteo interior, presentando por fin “La Danza de la Mariposa”, y liberar este libro ha sido un trabajo titánico de muchas manos involucradas, incluidas las de mi amado esposo.
Nadie mejor que él – Dios y mi terapeuta – saben el camino que hemos recorrido estos últimos años para llegar a esta libertad que implica volar plenos y ligeros. Pero es una libertad que no excluye el dolor, las decisiones difíciles –pero necesarias– los pasos que se dan sin la certeza de frente, los cambios internos, hondos y constantes. Y cómo todo ello, puede dejar a una pequeña alma bastante agotada.
Así que planeando nuestras vacaciones familiares, no dudo ni un segundo en ir a visitar el “National Butterfly Center”. Mi alma tiene sed de belleza, descanso, naturaleza y encuentros con amistades que son un tesoro para el corazón.
Aunque la visita a este hermoso santuario no fue perfecta (estábamos a 37ºC, con sensación térmica de más de 40ºC) y tenía dos pequeños que no paraban de recordarnos que adentro (en el aire acondicionado) se estaba mucho mejor.
Mi corazón pudo brevemente disfrutar el camino, quizás el propio reflejo del mío:
Hermoso, complejo, mezclado entre ramas, espinas, árboles frondosos, algunos frutos en camino, así como el revoloteo de mariposas –que reflejan la danza de mis amados hijos en nuestras vidas, y han traído mucha y maravillosa hermosa locura– con alguno que otro llanto (por calor, por frío, por relaciones quebrantadas y otras restauradas por pura gracia, por pérdidas que eran necesarias para volar más plena y ligera).
«¡Esta es la vida, una hermosa locura que la mayoría de las veces,
jamás vamos a entender por completo!»
Pero esa noche, sentada en un delicioso restaurante junto a mi mejor amiga; aquella con la que estudié todos los veranos, mientras memorizábamos fórmulas químicas, nutrición, y alguna que otra canción de moda…me dijo algo que tocó el corazón.
“¡No puedes dejar de vivir!”
No puedes dejar de vivir, porque estás cansada, lastimada, abrumada.
No puedes dejar de vivir, por esperar la trágica muerte de alguien más.
No puedes dejar de vivir, por que la otra persona –que aún amas– no ha sanado su corazón y se obstina a vivir en división y tinieblas.
No puedes dejar de vivir: (completa tu frase).
¡No puedes dejar de vivir, yo tampoco puedo dejar de vivir!
Porque hasta el momento de nuestro último aliento,
hay tanta vida por entregar, compartir, dar, cuidar, sembrar, agradecer…
Veo a mis hijos, los grandes maestros del buen vivir. Sin importar si es una tienda, un parque, o la casa de mi amiga; se dedican a vivir, a reír, a darse, a jugar, a maravillarse y expresar todo lo que llevan en ese hermoso y sagrado corazón. Así quiero vivir: plena, libre, ligera, entregada, porque no sé cuando será el último revoloteo sobre este hermoso jardín llamado Tierra.
Apresurando el paso, regresamos al (bendito) aire acondicionado. Mis hijos felices se ponen a elegir peluches, y mamá y papá decidimos sobre algunos regalos, mientras el corazón se lleva esta gran lección:
“Aún cuando las situaciones no salen como las planeas o esperabas,
es tan cierto: “¡No puedes dejar de vivir!” ”
Mi querida amiga y yo por la noche, recordamos vivir una pausa juntas, para disfrutar una deliciosa cena, platicar lago y tendido sobre muchos temas, y celebrar que ambas –a pesar de pérdidas, tragedias familiares y/o heridas, retos en la maternidad y/o el matrimonio – estamos vivas y no queremos dejar de vivir en plenitud.
¿Y tú, cómo deseas vivir tu propia vida?…
Con gran cariño, Mariana López.
¡La Danza de la Mariposa! Ya está diponible y en el siguiente enlace, puedes revisar toda la información. Deseando sea de mucho aliento para tu propio corazón.
Libro «La Danza de la Mariposa»
Y gracias a mi querida Sara Dalila de «No Me Mires Studio» quién nos apoyó con la realización de dos hermosos videos que acompañan el libro. ¡¿Lista para verlos?!
Video 1 – ¡La Danza de la Mariposa!
Video 2 – ¡La Danza de la Mariposa!
¿Lista para volar, plena, libre y ligera en tu vida?…