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¡ 3 Pasos para cambiar la Autoexigencia, por Autocompasión y Autocuidado!
Ahí estoy contigo, en esos días que saben más a locura, que a hermosura. Días en que la balanza al final del día, se carga hacia la autoexigencia más terrible de “todo aquello que no fuiste, no hiciste, no cumpliste»; y la temible lista podría seguir…
¿Has sentido esos días de temible autoexigencia?…
La autoexigencia nos puede quitar toda existencia de: alegría, gratitud, humor, calma, paz, y serenidad para maternar más presentes y amar más conscientes. Conscientes de que somos humanas, frágiles, vulnerables, y que todo ser humano nos equivocamos, aprendemos, reparamos, y siempre podemos comenzar de nuevo.
La autoexigencia se puede volver una violencia hacia nuestro corazón, al creer que “somos las únicas que tienen un mal día”. Y cuando el corazón se siente roto, dividido, aislado, aturdido por la exigencia más inhumana –que somos capaces de crear – nos desconectamos de todo, de todos, y de nosotras mismas también.
Hoy quiero compartirte 3 pasos para procurar nuestra Autocompasión y Autocuidado, bajando la Autoexigencia. Los puntos están enfocados en las enseñanzas de la Dra. Kristin Neff, quien explica sobre la importancia de la Autocompasión y todos los beneficios comprobados, de tratarnos con más cuidado.
Llevamos mucho tiempo mal-acostumbradas a la Autoexigencia –y para que nuestro cerebro pueda cambiar un hábito, necesitamos sustituir con algo nuevo y repetirlo incansablemente, hasta que se vuelva el nuevo camino de vida – así que, la Autocompasión y el Autocuidado son posibles; un día a la vez.
¿Te animas a practicarlos juntas, un día a la vez?…
- ¿Qué haces cuanto te equivocas?
Este es el primer y retador paso. Sócrates lo decía hace muchos años: “Conócete a ti mismo”. Es nuestro gran reto y la mayor invitación de la vida; ¡conocernos!
Es importante conocer qué haces cuando te equivocas, o tienes un mal día.
¿Cómo te hablas?, ¿cómo te miras?, ¿cómo te criticas o castigas, por ser humana y fallar?…
Lo primero, es poner luz en esas formas de vivir, que lejos de ayudar nos perjudican, causando más estragos en el corazón y la situación que vivimos.
Reflexiona conmigo, si algo de la Autoexigencia que traemos enquistada, ¿realmente nos ha sumado, salvado, o calmado, para hacerlo mejor?.
2. Comenzar a Practicar el Camino de la Autocompasión.
La Dra. Kristin Neff, nos habla de 3 pasos que implica la práctica de la Autocompasión:
a) Practicar la Bondad: Practicar la bondad con nosotras mismas, significa consolarnos, aliviar nuestro sufrimiento, buscar calmarnos –así como cuando buscamos calmar a nuestro hijo/hija en llanto –. La bondad es una actitud activa –como explica la Dra. Neff – nos pone en movimiento: ir por ese vaso de agua, salir a caminar, sentarte a orar/meditar, leer esa frase que te ayuda y calma, tomar tu terapia…
Piensa en cómo tratarías a tu mejor amiga, que está teniendo un muy mal día. ¿Qué le dirías?, ¿cómo le hablarías?, ¿de qué forma buscarías calmarla y hacerle saber que estás ahí para ella, en medio de un día difícil?, ¿cómo buscas consolarla, alentarla, y hablarle desde el corazón?.
b) Considerar nuestra Humanidad Común y Compartida: Esta perspectiva nos hace sentirnos cercanos y no aislados, en un mundo lleno de humanos y mamás que se equivocan, como nosotras. Y en el que todos cometemos errores, tenemos un mal día, o nos sentimos culpables y avergonzadas.
Como expresa sabiamente, la autora Sally Clarkson:
«Vivimos en un mundo roto, con gente rota; incluida yo misma».
Sally Clarkson.
Esta es nuestra humanidad común: caer, equivocarnos, tener malos días; y saber que en medio de todo ello: ¡nunca estamos solas, nunca estamos solos!
Nuestras experiencias humanas, pueden ser luz para otros que atraviesan y sienten lo mismo que nosotros. Aislarnos, creyendo que somos las únicas que han vivido o sentido su quebrantada humanidad, puede ser aterrador. Pero acercarnos y decir: “yo también he estado ahí, teniendo un mal día, equivocándome, rompiéndome en mil pedazos, y aquí estoy… aquí voy contigo en esta experiencia humana”; puede ser un gran alivio.
Reconozcamos y validemos nuestra humanidad compartida y…rota; pero siempre acompañada en su experiencia.
c) Mindfulness: Esta práctica de “ser conscientes y estar con lo que es en el momento presente”, nos ayuda a reconocer, aceptar, validar; pero sobretodo abrazar el sufrimiento, antes de buscar cualquier solución.
La experta en Autocompasión Kristina Neff, menciona que muchas veces creemos que, criticarnos nos hará motivarnos para cambiar nuestro sufrimiento. Pero, “¿cómo vamos a atacar un problema, si nos atacamos a nosotras mismas?”.
Hablarnos duro, con crítica y juicio; sólo libera más cortisol y eso eleva el estrés en nuestro cuerpo. Y por supuesto hace que nuestro cuerpo se sienta agotado, deprimido; para poder lidiar del alguna forma con tanto estrés.
Pero cuando aprendemos a estar ahí para nosotros con una voz más calmada, cálida y compasiva, quizás un abrazo; nuestros niveles de cortisol se reducen. Y la oxitocina comienza a invadirnos con hormonas del bienestar que nos hace sentirnos seguras y confortadas, teniendo una mejor mentalidad para salir de nuestro sufrimiento.
Pero primero, necesitamos aprender a estar con la incomodidad del sufrimiento, y darnos –literalmente – un gran abrazo en medio de nuestros días complejamente humanos.
3. Aprender a Estar ahí para Ti.
La Autocompasión y el Autocuidado no nos exigen hacer o ser algo más. Sino que tiernamente es voltear a vernos constantemente y preguntarnos:
En nuestros días más estresantes o problemáticos vamos reaccionando con todo y con todos. Y quizás lo único que necesitamos –como si fuéramos nuestros hijos – es detener todo, pausar todo, e ir a nuestro propio rincón de la calma; y aprender a estar ahí para nosotros, a veces con un fuerte abrazo y algo de llanto.
La Autocompasión nos lleva al Autocuidado, y viceversa. Si los vamos practicando, lentamente, un día la vez; podremos ver sus maravillosos beneficios, como los que cita en su estudio la Dra Kristina Neff: mayor bienestar mental, menor depresión, menor ansiedad y menor perfeccionismo. Aumentando nuestra sensación de conexión con los demás.
Estar para nosotras, en esos días difíciles de la vida, nos recuerda que podemos conectar con nosotras desde el amor –no desde la exigencia – y que sin importar lo que haya pasado, o cómo nos hayamos equivocado; podemos comenzar de nuevo, reconociéndonos dignas de ser amadas.
Ahora ya sabemos un nuevo camino, ¿lo practicamos juntas, un día a la vez?.
¡Seamos nuestras grandes amigas; especialmente en esos días de locura!.
Te abrazo, desde mi humanidad compartida.
Con gran cariño,
Mariana López.
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