Hay días en que la Maternidad, se siente así…

Fue la primera mamá que conocí en el parque de nuestro nuevo hogar. Nuestros hijos se encontraron e intercambiaron carritos. Y así comenzó la historia; entre carritos, juegos, momentos inesperados con una amiga y – ¡ohh claro! – brutal honestidad sobre ser mamás.

Esta semana nos reunimos de nuevo. Su corazón agitado llegó a mi casa, expresando la frustración – grandemente conocida por toda mamá, comenzando por ésta que escribe – de que su hijo no puediera tomar la siesta. ¿Te identificas?…

En la maternidad hay muchos días que nos cambian los «planes perfectos». Días en los que la pila de ropa, la pila de trastes, la pila de pendientes y la pila de frustración se acumulan. Días en que la maternidad se siente así; con muchas ganas de llorar.

¡Y está bien! ¡Está bien llorar!

Somos humanas, y la carga de malabarear tanto, y todo, y a todos… Es ¡CAN-SA-DA!

Me dieron ganas de abrazarla conforme veía se asomaba una tenue lágrima en sus ojos. Y de pronto, tenía a un niño llenando la casa de lodo – ¿te dije sobre la frustración, cierto? -, mis brazos extendieron un vaso de agua y un rico postre para endulzar esos momentos de agotamiento y frustración, en lo que corría a detener al pequeño que deseaba cavar un pozo de lodo.

Poco a poco, la calma fue llegando al corazón de mi amiga – espero – al ser testigo de la Hermosa Locura que también se vive en este hogar. Lodo, carritos por todos lados, peleas entre hermanos, risas, límites, consecuencias y uff…¡¿Tú sabes de qué hablamos, verdad?!.

Yo también he sentido mis ojos y mi corazón, al punto de lágrimas. Y pienso que, quizás tú y muchas mamás alrededor también; a veces silenciosamente.

Justo días después de esta hermosa visita, mis ojos se detuvieron en este texto, que hace todo el sentido en mi corazón. Y espero en el tuyo también…

«Vengan a mí, todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón ; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

Mateo 11, 28-30.

¿A dónde vamos cuando estamos cansadas y sobrecargadas? ¿Con quién vamos en esos días que la maternidad se siente así; con muchas ganas de llorar y muchas ganas de tirar la toalla y gritar a todo pulmón: ¡ya no puedo más!?.

¿Vamos a más exigencia, más esfuerzo, más cuentas de Instagram que seguir – hasta dar con la fórmula «infalible»?. ¿Vamos a compararnos con la vecina/amiga/mamá blogger que, al parecer nunca falla?…

¿O vamos a la pausa y el descanso de reconocer – y abrazar- nuestra humanidad, y vernos en la humanidad de las mamás que tenemos cerca?. ¿Vamos a nuestra propia vulnerabilidad y abrimos el corazón con alguien que sabes te puede escuchar, o simplemente abrazar, o decir «te entiendo, también lo he vivido», y eso te da permiso de sentir… sentirte?.

La Hermosa Locura está presente en cada uno de nuestros días como mujeres, y sobretodo como mamás.

Y me parece que el punto no es detener esa Hermosa Locura. Tampoco es quedarnos en la eterna frustración, o empeñándonos incansablemente a vivir sólo la Hermosura. ¡Sino ir abrazando todo, cada día! Abrazando cada momento. Abrazando lo que vamos sintiendo. Incluso abrazar esas lágrimas y encontrar un buen espacio para descansar el corazón.

Es poder llorar en los días de Locura, dejándonos acompañar – incluso con un postre – abrazando aún más nuestras emociones y vulnerabilidad. Y también es detenernos a contemplar y saborear toda la Hermosura que conlleva ser mamás, con sus momentos tan únicos e irrepetibles.

¿Cómo deseas descansar tu corazón de mamá?…

Escucha la voz que te dice…

¡Quizás hoy, sea un día de dejar correr las lágrimas del cansancio y la carga!

Recuerda:

¡Tienes permiso de sentir!

¡Tienes permiso de sentirte!

Imagina si todas pudiéramos darnos permiso para – no sólo tener- sino sentir esos días en que la maternidad se vive así; con muchas ganas de llorar.

Ahí estoy. Ahí estamos juntas.

Viviendo la Hermosa Locura de Ser Mamás.

Hoy, si pudiera entregarte virtualmente algo; sería un buen postre, un vaso de agua, y probablemente una caja de kleenex; mientras escuchamos esta canción: «In the morning» (JJ.heller).

Con gran cariño, Mariana López.