Aunque los papás queramos dejar de gritar, solo con ganas no podemos lograrlo.
No se necesitan ganas para dejar de gritar, pegar y/o lastimar a nuestros hijos. Yo he estado ahí, yéndome a dormir con el corazón roto y la culpa hasta el techo porque me había prometido no volver a perder el control. Y lo veo con cada uno de mis clientes. Aun cuando le echamos ganas y aguantamos todo el día sin explotar, llega la noche y con un berrinche, una falta de respeto, un pleito entre hermanos; perdemos el control. Y no hay nada que le dé más culpa a una mamá, que ver la carita de miedo de sus hijos después de un grito, un apretón de brazo o una buena dosis de amenazas.
Cuando conocí la crianza consciente aprendí que el problema no estaba en mis hijos, el problema no era que fueran muy inquietos, tuvieran el carácter muy fuerte o quisieran hacerme pasar un mal rato, sino que me di cuenta que, en el fondo, dentro de mi está la razón de porque ante ciertos comportamientos o actitudes exploto. Y eso es lo que quiero compartir contigo y sobre todo que sepas que, SÍ PUEDES GRITAR MENOS Y DEJAR DE LASTIMAR A TUS HIJOS, y te cuento qué es lo que necesitas más allá de las ganas de dejar de hacerlo…
En mi proceso de coaching descubrí porqué exploto de sobremanera. En mi caso, cuando siento que mis hijos me ignoran o no me hacen caso, por ejemplo, cuando les pido las cosas varias veces, o hacen lo contrario de lo que les pedí; esto es porque una de mis heridas de la infancia es no haberme sentido vista -ojo, las heridas NO se dan por lo que vivimos, sino por como interpretamos lo que vivimos- otras heridas comunes son: el pensar que nuestra opinión no cuenta, que nos abandonaron, que no pertenecemos, o que no somos amados…
Y lo que pasa en la interacción diaria con nuestros hijos, es que hay varias veces al día, en que nos sentimos ofendidos por ellos, ignorados, incluso abandonados, y ESO NOS DUELE, porque de forma inconsciente volvemos a sentir lo que sentíamos de chiquitos. (se ha demostrado que 95% de nuestro actuar es inconsciente). Y como nos sentimos “amenazados o inseguros” sale nuestro león interno a defendernos y ahí es cuando gritamos, explotamos, pegamos, lastimamos, y luego nos arrepentimos y la culpa nos mata, porque es algo que hacemos instintivamente, desde el inconsciente.
Ok, ya que entendiste de dónde viene, ahora, te quiero dar herramientas y los pasos para que puedas regularte y rompas el círculo de desconexión y culpa.
- OBSERVA lo que SI ES CIERTO (no lo que crees, supones o interpretas).
- PAUSA (hazlo consciente) Puedes tomar una respiración profunda, el chiste es hacer consciencia y tomar control de tu cuerpo.
- Nota y nombra lo que SIENTES.
- REGÚLATE. En vez de en concentrarte en el comportamiento de tu hijo, centra tu atención en lo necesitas hacer para calmarte. Ve lista al final del artículo.
- Responde con CARIÑO y COMUNICA de forma calmada.
- Exploren una solución juntos.
Te doy un ejemplo práctico para que veas como se vería en la realidad: Imagínate que entras a la cocina y te encuentras el refri abierto de par en par a tu hijo en el piso con el tupper de gelatina tirado y el feliz comiéndosela con las manos. Ya sé lo que estás pensando:
“Yo lo mato, siempre hace lo mismo, es que de verdad no puedo dejar de verlo un segundo, es un travieso, desconsiderado, estoy harta, no tengo ni un segundo para mí y lo peor es que si sigue nadie se a querer casar con él ni contratarlo.”
¿Te das cuenta? …Tu mente se fue lejísimos, sacó conclusiones y suposiciones en tan sólo un instante. Vamos a ver cómo se vería si, antes de reaccionar de forma instintiva, respondes con intención de forma consciente:
- OBSERVO. Veo que está en el piso con la gelatina en los pies.
- PAUSO. Respiro, siento como estoy alterada con el corazón latiendo rápido.
- SIENTO. Me siento frustrada, enojada y cansada.
- ME REGULO. Respiro tres veces, tomo un vaso de agua fría, tomo control de mis reacciones.
- COMUNICO. Me acerco a mi hijo y con tono calmado y firme le digo “veo que abriste el refri y se te cayó la gelatina”.
- SOLUCIÓN. «¿Qué se te ocurre que puedas hacer la próxima vez que tengas antojo de gelatina?» Y dejas que él proponga opciones. Puedes darle algunas tú también, entonces escogen la mejor: “Ok, ¿te parece bien si la próxima vez que quieras gelatina, me pides ayuda para que te la saque del refri y la servimos juntos?”.
Sé que puedes sentir resistencia a responder de esta forma, o que pienses que no tienes tiempo, pero empieza a intentarlo, y verás lo bien que se siente poder enseñar sin levantar la voz, sin amenazas y que además, ¡sí hay un aprendizaje en el fondo!
María Amtmann.
Yo, he logrado mucha más cooperación de mis hijos de esta forma, que con gritos, castigos y amenazas. Y ¡ojo! No queremos pretender ser perfectos o que nunca explotamos, claro que hay días caóticos en los que me cuesta más trabajo regularme, pero cada vez que lo logro, cada vez que aprovecho un momento de caos para conectar, es una victoria, porque conecto con mi hijo de una forma especial, y eso fortalece nuestro vínculo.
La paternidad/maternidad no es un camino fácil, sin duda es uno de los retos más grandes que tenemos, pero también la mayor oportunidad para conocer tu lado obscuro y aprovecharlo para transformarte hacia tu mejor versión.
Con muchísimo gusto puedo acompañarte y guiarte en tu camino hacia ser una madre consciente, somos suertudos de ser padres en un mundo con tanta ayuda y recursos y sobre todo saber que se vale equivocarse y volverlo a intentar, porque los padres perfectos no existen, esos sólo se ven en las películas.
Con cariño, María Amtmann.
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¡Herramientas de calma sensorial para padres e hijos!
Visión | → Tener luz brillante en la habitación, poner más luces. → Tener luz suave en la habitación. → Mantener la habitación a oscuras sin luces. → Utilizar una linterna. |
Movimiento | → Moverse hacia adelante y hacia atrás con un movimiento de balanceo mientras sostiene a un niño pequeño. → Hacer que un niño salte sobre un trampolín. → Hacer que el niño haga flexiones o abdominales. → Bailar. → Oscilación sensorial. → Practicar deportes: lanzar pelotas, lanzar aros, patear balones de fútbol. |
Sabor | → Beber agua helada. → Masticar hielo. → Masticar frutas agridulces. |
Sonido | → Tocar un canto o melodía rítmica. → Tocar música clásica suave o de la naturaleza. → Cantar o tararear suavemente. → Susurrar. → Auriculares con cancelación de ruido. |
Tocar | → Masajear ligeramente los pies de tu hija/hijo, hombros o espalda. → Hacer cosquillas o palmear suavemente la espalda de tu hija/hijo. → Sostener un objeto blando en la mano de tu hija/hijo. → Abrazar, si tu hija/hijo está de acuerdo con eso. → Cobija con peso. → Acostarse en la tierra. → Empujar contra una pared con fuerza. → Auto masaje. |
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María Amtmann, es Master Coach certificada por el JAI Institute for Parenting.
María incorpora su pasión y experiencia sobre el desarrollo humano, la paternidad consciente y desarrollo emocional para apoyar a los papás en lograr una conexión profunda con sus hijos a través de la empatía y el amor. Lo hace a través de talleres, ponencias y sesiones de coaching personalizadas y grupales.
María es mamá de 3 niños: Andrés, Diego y Pablo y esposa de Gerardo, junto con quien día a día enfrenta el gran reto que es formar niños en el mundo de hoy. Ha encontrado en la maternidad el camino hacia el autoconocimiento y su auto realización.
Está convencida que la crianza consciente es el camino más efectivo hacia un mundo pacífico y armonioso, ya que el trabajo personal de los papás es lo que se necesita, para sean ellos quien a través de su ejemplo guíen a sus hijos a ser seres de luz, de paz y de amor.
María da su coaching en Crianza Consciente 1 a 1 y de manera grupo, el siguiente coaching grupal empieza el marte 6 de septiembre.
Puedes consultar sus talleres y fechas para coaching en sus redes sociales: IG @capuyo_parenting , o en su página: www.capuyoparenting.com