Inspiración

¡Nombrar un Nuevo Año!

Llegamos con maletas, risas y descanso a nuestro hogar; es un nuevo año. Intento (cómo tú seguramente) no quejarme de largas horas en carretera, o del hambre que nos hace pensar en toda clase de antojos, y simplemente estar presente para abrazar cada momento de este nuevo año.

Recordamos mi esposo y yo nombrarlo, porque Dios mismo comenzó así la creación de todo lo bueno y bello que ha hecho; nombrando. (Gn,1). Dios es muy creativo. Él nos invita a ser y hacer lo mismo este nuevo año, así que: ¿Cómo nombras tu año?

Nombrar tu año, es elegir una palabra, o un par de palabras, que hagan todo el sentido de este nuevo año y tu nuevo caminar, para ti y lo que deseas SER. Esa palabra te dará luz y guía, para las nuevas aventuras, retos y decisiones de este nuevo caminar.

Mi palabra va haciendo eco desde Adviento, y la confirmo con un hermoso poema que escuché en el camino de regreso a casa…

¡Hágase!
“Hágase la luz en la tiniebla,
y la paz en la batalla.
Hágase la risa en el sollozo y la cura en el desgarro.
Hágase susurro el grito amargo,
que brote la esperanza donde hay odio
y los muros nos impiden tender manos.

Que tu voz nos devuelva el paso firme
donde el miedo nos hizo descuidados.
Que se rompan los diques que retienen
un amor que no siempre regalamos.

Hágase tu verdad en nuestros ruidos,
Hágase tu palabra en nuestro canto.
Que tu reino se vuelva desafío.
He aquí tus hijos, fieles esperamos
un respiro, más fe, algún que otro abrazo.

Hágase, Señor, tu sueño eterno.
Hágase tu Vida en nuestro barro.”

José María R. Olaizola, sj.

Esas últimas palabras resuenan fuerte en mi corazón:

“Hágase, Señor, tu sueño eterno.
Hágase tu Vida en nuestro barro.”

Dos cosas no pierdo de vista; soy barro entre sus manos (Jr. 18,6). Dios me trabajará este nuevo año, es Él junto a mí quien va moldeándome a su modo, en su modo de amar. Y lo seguirá haciendo fielmente, a veces con un apretón, otras tantas suave y dulcemente, mientras giran el torno y los meses del año.

Lo segundo es que por más que yo sueñe algo, incluso el “hágase la limpieza en mi casa”, mientras todos los legos y libros, regresan a su lugar mágicamente. El sueño de Dios es aún más grande y hermoso. Su sueño eterno, es el que necesito abrazar, escuchar y poner en juego este nuevo año.

Hay muchos pequeños desastres en casa que necesitan del “hágase”. Pero es mi corazón, el que más necesita pronunciar estas palabras al modo de María; con toda calma, confianza y abandono en lo que Dios quiere hacer en mí este nuevo año.

¡Hágase Padre!

¡Hágase, Señor, tu sueño eterno!

¡Hágase tu Vida en nuestro barro!

Y tú, ¿cómo nombras este nuevo año?

Con gran cariño, ¡Feliz y bendecido 2024!

Mariana López.

«Hágase», música Cristobal Fones, sj. Texto: José María R. Olaizola, sj.

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